miércoles, 26 de marzo de 2014

LAS CRUZADAS

LAS CRUZADAS RECUPERACIÓN DE TIERRA SANTA "JERUSALÉN"


Las Cruzadas fueron una serie de guerras libradas entre los siglos XI hasta el XIII entre los ejércitos reunidos por los reinos cristianos de Europa y la mayor parte los ejércitos musulmanes del Asia menor y Mediterráneo oriental. Estas cruzadas de reconquista de Tierra Santa fueron bendecidas y, a menudo invocadas por el papado romano y motivados por una sensación de que era eminentemente religioso desalojar de la tierra donde nació, predicó y murió Jesucristo a la ocupación musulmana, se denominan "guerras de religión" a las Cruzadas.
Sin embargo, en realidad las Cruzadas tenían motivos eminentemente políticos y económicos dentro del mundo feudal de la Edad Media europea y bizantina, y como un fin práctico, la defensa de los cristianos en Tierra Santa contra los musulmanes. También son considerados por muchos historiadores como la respuesta del Cristianismo al yihad Islámico del siglo VII.

Las Cruzadas originalmente tenía el objetivo de recuperar Jerusalén "Tierra Santa" de manos de los Musulmanes y se pusieron en marcha en respuesta a una llamada en busca de ayuda del Imperio Cristiano Bizantino contra la expansión de los musulmanes Seléucidas turcos en Anatolia (Asia Menor) . El término Cruzadas también se utiliza para describir las campañas contemporáneas y posteriores realizadas hasta el siglo XVI en territorios situados fuera de Oriente por lo general contra los paganos, herejes.

Las cruzadas tuvieron repercusiones políticas, económicas, sociales de gran alcance, algunas de los cuales han durado hasta tiempos contemporáneos. Debido a conflictos internos entre los reinos cristianos y sus poderes políticos, algunas de las expediciones de las Cruzadas fueron desviadas de su objetivo original, tales como la Cuarta Cruzada, que resultó en el saqueo de la Constantinopla cristiana y la partición del Imperio bizantino entre Venecia y los cruzados. La Sexta Cruzada fue la primera cruzada que zarpó sin la bendición oficial del Papa. La séptima, octava y novena Cruzada resultaron en derrotas de los reinos cristianos frente a los mamelucas y berebere, la Novena Cruzada marcó el final de las cruzadas en el Oriente.
        
La Primera Cruzada : 1096 - 1099
Cruzada Popular
Cruzada de los Príncipes
La Segunda Cruzada : 1147 - 1149
La Tercera Cruzada : 1189 - 1192
(llamada también la Cruzada de los Reyes)
La Cuarta Cruzada : 1201 - 1204
Cruzada de los niños (1212)
La Quinta Cruzada : 1218 - 1221
La Sexta Cruzada : 1228 - 1229
La Séptima Cruzada : 1248 - 1254
La Octava Cruzada : 1270
La Novena Cruzada: 1271 - 1272



CISMA DE ORIENTE- OCCIDENTE Y EL NUEVO ECUMENISMO

 CISMA DE ORIENTE- OCCIDENTE
En el año 1054, el Papa León IX quien, amenazado por los normandos, buscaba una alianza con Bizancio, mandó una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador, el cardenal Humberto de Silva Candida, y formada por los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi. Los legados papales negaron, a su llegada a Constantinopla, el título de ecuménico al Patriarca Miguel I Cerulario y, además, pusieron en duda la legitimidad de su elevación al patriarcado. El patriarca se negó entonces a recibir a los legados. El cardenal respondió publicando su Diálogo entre un romano y un constantinopolitano, en el que se burlaba de las costumbres griegas y, tras excomulgar a Cerulario mediante una bula que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de la Iglesia de Santa Sofía, abandonó la ciudad. A su vez, pocos días después (24 de julio), Cerulario respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó públicamente la bula romana, con lo que se inició el Cisma. Alegaba que, en el momento de la excomunión, León IX había muerto y por lo tanto el acto excomunicatorio del cardenal de Silva no habría tenido validez; añade también que se excomulgaron individuos, no Iglesias.

Sin embargo, en tiempos actuales las relaciones no son tan tensas:

   











EDAD MEDIA (vídeo)

domingo, 23 de marzo de 2014

EDAD MEDIA

HISTORIA DE LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA




La Edad Media es el periodo más largo de la historia secular y también de la eclesiástica. En el caso de la iglesia, constituye la mitad del tiempo transcurrido desde sus orígenes hasta nuestros días. De este modo, hay que señalar que la Historia Medieval se desarrolló en tres escenarios geográfico-culturales principales: el mundo árabe musulmán, el oriente bizantino y el occidente cristiano europeo. 

Entonces, para abordar el tema de la edad media esta se divide en tres partes:

La temprana Edad Media: Se da entre los siglos V-VIII.

En esta etapa cae el imperio romano de occidente en el año 476 ante la invasión de los ostrogodos  y es tradicionalmente aceptado como el límite inicial de la Edad Media.
Debido al caos que se generó por la invasión de los pueblos germanos, algunos de ellos arrianos, la Iglesia era a menudo la única institución organizada que subsistía, los obispos reemplazaban en algunos sitios a las autoridades  imperiales y se convirtieron en defensores de las ciudades, pactaron con los invasores y consiguieron mejores condiciones para los vencidos.


Durante el siglo VIII una dinastía de reyes francos y carolingios tendría un papel importante. Uno de ellos era Pipino el Breve estableció alianzas con el pontífice y sentó las bases entre el poder secular y religioso, características que resaltaron en toda la Edad Media. Fue responsable de consolidar el territorio de los estados pontificios, esto proporcionaba  cierta autonomía al papado entre los emperadores de oriente y entre otros reyes.
Luego el hijo de Pipino, Carlomagno restauró la unidad europea dominando territorios y asumiendo  la misión de proteger y renovar a la iglesia. Escogió cuidadosamente a los obispos, a quienes consideraba altos funcionarios de su reino. También propicio los estudios de las Sagradas Escrituras. En el aspecto litúrgico, se inclinó hacia una liturgia ritualista. Esto conlleva la desaparición del aspecto comunitario de la oración. El pan natural es sustituido por el pan ácimo. El sacerdote empieza a celebrar de espaldas al pueblo y recita el canon en voz baja.

A la muerte de Carlomagno sus descendientes dividieron el imperio y se entregaron a disputas y enfrentamientos entre ellos. La consecuencia de esto era la falta de seguridad para sus súbditos y por consiguiente las numerosas invasiones de los pueblos vecinos. Una solución a este problema era el contrato  de vasallaje individual.

Durante la temprana Edad Media se organizó el culto a los santos. Las reliquias se hicieron populares, y desarrollo  una reflexión teológica sobre este tema. el culto adoptó formas personales y comunitarias y la liturgia se pobló de fiestas específicas para recordarlas.  Se fue generalizando el bautismo de niños y se separó la recepción de este sacramento del de la confirmación. La penitencia ya no era pública, fue reemplazada por la práctica privada con la imposición de penitencias dependiendo del tipo de pecado.

Otro fenómeno característico fue la expansión de la vida monástica en occidente por la influencia de  san Benito de Nursia y la regla que el compuso para sus comunidades.



jueves, 20 de marzo de 2014

MONJES DE CLUNY






 La llamada “Edad de Hierro” fue un período de luchas por dominar la Iglesia Católica desde Roma, éste es el momento en que surge la “Orden de Cluny” cuyo monasterio fundado al sur de Dijón en la Borgoña, a principios del siglo X, aseguró su dominio sobre la Iglesia y Europa por más de doscientos años, los abades que aseguraron esta continuidad fueron Odón, Maieul, Hugo el Grande y Pedro el venerable.-

Aunque cada convento que seguía las reglas de San Benito tenía su independencia, los abades eran designados por el superior de Cluny y existía una relación de dependencia feudal entre la casa madre y los demás monasterios. La época más brillante de Cluny suele ubicarse durante el abad Hugo, hacia el 1050, cuando los 60 monjes se convirtieron en más de 300 y la Iglesia y el convento fueron los edificios más importantes de Europa, obra maestra de la arquitectura románica.-

En el plano espiritual los monjes cluniacenses sobresalieron por la manifiscencia de su vida litúrgica y su difusión fue muy rápida y efectiva. Hacia el año 1000 en todos los paises de la Europa Occidental los “Monjes Negros”, no conocidos aún como benedictinos, aparecían establecidos como terratenientes, administradores, obispos, escritores, artistas. Un mapa monástico de esta época mostraría una prolongada línea de iglesias cluniacenses a lo largo de las rutas de peregrinación del norte de España y sus afluentes a través de Francia desde París, Dijón y Tolosa, Francia estaba cubierta por dependencias de Cluny. En Flandes, los Países Bajos, y el Rhin abía abadías reformadas por Gorze y Verdún en Gante, Lieja, Stavelot, y Metz. En Suiza y en el sur de Alemania las fundaciones de Columbano y Bonifacio eran venerables bastiones de la vida eclesiástica, mientras que en Italia existían casas cluniacenses recién reformadas o a punto de serlo, como Farfa y las antiguas abadías de Monte Cassino, Subiaco y La Cava.-

Durante el siglo y medio que va del nombramiento de Odilio (1094) a la muerte de Pedro el venerable (1156), se produce la culminación del movimiento de los “Monjes Negros” y la mitad de las grandes sedes europeas y las legaciones papales estaban ocupadas por “monjes negros” y como agentes de la reforma gregoriana imprimían por lo menos parte de su vida a toda la Iglesia.-

Monjes de Cluny fueron los personajes más importantes que ascendieron a cargos directivos en el gobierno de la Iglesia en el siglo XI y dirigieron una serie de modificaciones en la disciplina del clero, que han sido conocidas como “reformas gregorianas”. También imprimieron una concepción centralista y teocrática del Papado. El más importante de ellos fue indiscutiblemente Hildebrando, quien ocupó el pontificado como “Gregorio VII” y dio el nombre a la reforma, con él debemos destacar entre los más distinguidos al cardenal Humberto de la Silva Cándida y a Pedro Damiano.-

Los cluniacenses sostenían fundamentalmente “en el dominio de la piedad, el ascetismo, el dominio político, la libertad completa de la Iglesia, la ruptura de los lazos que la unen a la sociedad civil” y en un principio la reforma ayudó a la designación de pontífices alemanes.-

La teoría política dominante en la primera parte de la llamada Edad Media fue el agustinismo político,basado en las teorías del obispo Agustín de Hipona en su “Ciudad de Dios” caracterizadas por una tendencia basada en la visión de una sociedad cristiana omnicomprensiva, la “Ciudad de Dios” sobre la tierra.-

La situación existente en el seno de la Iglesia con motivo de la feudalización había derivado en que los obispos eran verdaderos señores del Imperio, especialmente en Germania y la designación de estos, que debía hacerse por elección de clero y pueblo, había pasado a convertirse en un privilegio real, en Francia este sistema había concluido y del rey dependían solo unas 20 de las 80 diócesis.-

Hacia el siglo X y especialmente mediante la reforma ottoniana en Germania los obispos adquirieron gran importancia como funcionarios públicos y la administración central en muchos casos estuvo en manos de un obispo con el título de canciller. Los eclesiásticos en general, formaban parte de la estructura del régimen señorial, avanzando sobre derechos de señorío o gobierno laico, aún más, las invasiones sarracenas, normandas y húngaras les obligaron en más de una ocasión a empuñar las armas y hacerse cargo de los ejércitos.-

Ya en el 1050 el papa Nicolás II influido por las ideas reformistas cluniacenses, acabó con la tutela imperial sobre el Papado, creando el cónclave cardenalicio para la elección del Pontífice, el reformismo llegó a su punto culminante en el 1073 al ser elegido el monje Hildebrando como papa con el nombre de Gregorio VII.-

En el siglo XII la Orden de Cluny cuenta con 2.000 prioratos, algunos de ellos considerados como los más grandes monasterios de la época. Directamente sometida a la Santa Sede Cluny en el siglo XI es el instrumento más eficaz en la consecución de la paz y en la reforma gregoriana. La “red de Cluny” difunde los principios de la reforma contra los vicios de la iglesia ligada a los reyes feudales. Luego acusada de enriquecimiento y poder excesivo la orden pierde paulatinamente influencia cuando aparecen nuevas órdenes inspiradas en ideales de pobreza y austeridad como los cistercienses, prémontrés, etc.-

La arquitectura es otra muestra de la pujanza y el poder de Cluny, a la iglesia de su fundación, le sucede la abadía de Bemón, después las de Aymard y Maieul, cuyos planos característicos se reproducen en casi todas las iglesias monásticas.-
(Tomado de http://blogsdelagente.com/eneas/2011/08/05/reinos-perdidos-la-orden-de-cluny-los-monjes-negros-francia-siglo-x-d-c/)

EL ARRIANISMO



Arrianismo y semiarrianismo

                                         
El arrianismo tomó su nombre de Arrio (256-336) sacerdote de Alejandría y después obispo libio, quien desde el 318 propagó la idea de que no hay tres personas en Dios sino una sola persona, el Padre.Jesucristo no era Dios, sino que había sido creado por Dios de la nada como punto de apoyo para su Plan. El Hijo es, por lo tanto, criatura y el ser del Hijo tiene un principio; ha habido, por lo tanto, un tiempo en que él no existía. Al sostener esta teoría, negaba la eternidad del Verbo, lo cual equivale a negar su divinidad. A Jesús se le puede llamar Dios, pero solo como una extensión del lenguaje, por su relación íntima con Dios.

Admitía la existencia del Dios único, eterno e incomunicable; el Verbo, Cristo, no divino sino pura creatura, aunque más excelsa que todas las otras y escogido como intermediario en la creación y la redención del mundo. Aunque Arrio se ocupó principalmente de despojar de la divinidad a Jesucristo, hizo lo mismo con el Espíritu Santo, que igualmente lo percibía como creatura, e incluso inferior al Verbo.

Arrio, tras formarse en Antioquía, difunde sus ideas en Alejandría, dónde en el 320, Alejandro, obispo de Alejandría, convoca un sínodo que reúne más de cien obispos de Egipto y Libia, y en el se excomulga a Arrio y a sus partidarios, ya numerosos. No obstante, la herejía continúa expandiéndose, llegando a desarrollarse una crisis de tan grandes proporciones, que el Emperador Constantino el Grande se vio forzado a intervenir para encontrar una solución. Fue el Concilio de Nicea, el 20 de mayo del 325 D.C., donde el partido anti-arriano bajo la guía de San Atanasio, diácono de Alejandría, logró una definición ortodoxa de la fe y el uso del término homoousion (consustancial, de la misma naturaleza) para describir la naturaleza de Cristo:

                            
««Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre...»» (Manual de Doctrina Católica Denzinger - Dz 54).

Fueron condenados los escritos de Arrio y tanto él como sus seguidores desterrados, entre ellos Eusebio de Nicomedia. Aunque no era arriano, Constantino gradualmente relajó su posición anti-arriana bajo la influencia de su hermana, quien tendía simpatías arrianas. A Eusebio y a otros se les permitió regresar y pronto comenzaron a trabajar para destruir lo hecho en el Concilio de Nicea. Por los manejos de Eusebio de Nicomedia, Constantino intento traer a Arrio de regreso a Constantinopla (334-335) y rehabilitarlo, pero murió antes de que llegara. Aprovechando la nueva situación, el partido arriano fue ganando terreno y logró el exilio de San Atanasio, quien ya era obispo de Alejandría, y de Eustaquio de Antioquía. Avanzaron aún más durante el reinado del sucesor de Constantino en Oriente, Constancio II (337-361), quien dio un apoyo abierto al arrianismo.

En el año 341 se celebró un Concilio en Antioquía, el cual no fue reconocido como concilio ecuménico y fue encabezado por Eusebio de Nicomedia. Este Concilio aceptó varias afirmaciones heréticas sobre la naturaleza de Cristo. La oposición fue tal en Occidente, que Constancio II, emperador de Oriente, y Constante, de Occidente, convinieron en convocar un Concilio en Sárdica en el 343, donde se logró el regreso de Atanasio y su restauración como obispo de Alejandría, así como la deposición de sus sedes de muchos obispos arrianos.

Tras la muerte de Constante y el advenimiento de Constancio como único emperador en el año 350, los arrianos recuperaron mucho de su poder, generándose persecuciones anticatólicas en el Imperio. Durante este período se dio el momento de mayor poder y expansión de la herejía arriana con la unificación de los diversos partidos en el interior del arrianismo en el año 359 y su máximo triunfo doctrinal en los concilios de Seleucia y Arimino.

Cuando parecía humanamente que la fe católica se perdía, las cosas se volvieron en contra del arrianismo. Constancio murió en el año 361, dejando al arrianismo sin su gran protector. Más adelante los semiarrianos, escandalizados por la doctrina de sus copartidarios más radicales, empezaron a considerar la posibilidad de algún arreglo.

Bajo el gobierno del emperador Valentiniano (364-375), el cristianismo ortodoxo fue restablecido en Oriente y Occidente, y la ejemplar acción de los Padres Capadocios (San Basilio y San Gregorio Nacianceno) condujo a la derrota final del arrianismo en el Concilio de Constantinopla en el año 381.

La herejía no moriría aun por siglos y crecería en algunas tribus germánicas que habían sido evangelizadas por predicadores arrianos, las cuales la traerían de nuevo al Imperio en el siglo V con la invasión de Occidente. Aunque todavía se encuentran grupos de cristianos-arrianos en el Oriente Medio y el Norte de África, el arrianismo profesado como tal desapareció hacia el siglo VI.

Como ocurre con otras herejías, hay siempre quienes, sin definirse herejes, sostienen todavía esos errores. Se trata de una batalla por la verdad en la que el espíritu del error no se da por vencido.

Los semiarrianos, también llamados homousianos, ocupan un lugar intermedio entre los arrianos radicales o anomeos que predicaban una clara diferenciación entre el Padre y el Hijo, y la fe ortodoxa del Concilio de Nicea. Ellos asumen el término homoiousios, pero en el sentido de similitud y no de consustancialidad. Resaltan, pues, simultáneamente similitudes y diferencias entre el Padre y el Logos.

(Información tomada de http://www.corazones.org/diccionario/arrianismo.htm)

miércoles, 12 de marzo de 2014

LA REGLA DE SAN BENITO

La Regla escrita por San Benito sería la que finalmente se impondría en el Imperio Romano de Occidente, mientras que en el Imperio Romano de Oriente se impondría la Regla de San Basilio.
Este vídeo muestra algunas partes de la Regla de San Benito, que aunque pueden ser muy criticadas desde nuestra época por su rigurosidad, resultó en una de los libros fundamentales para la consolidación de Europa.

LOS MÁRTIRES




Quienes mejor han confesado la Fe, han sido los mártires:

La experiencia de los mártires y de los testigos de la fe no es característica sólo de la Iglesia de los primeros tiempos, sino que marca también todas las épocas de su historia. En el siglo XX, toda vez más que en el primer período del cristianismo, son muchos los que dieron testimonio de su fe con sufrimientos a menudo heroicos. Cuántos cristianos, en todos los continentes, a lo largo del siglo XX, pagaron su amor a Cristo también derramando su sangre. Sufrieron formas de persecución antiguas y recientes, experimentaron el odio y la exclusión, la violencia y el asesinato (Juan Pablo Magno, 7-V-2000).
La Confesión de Fe no es solamente la repetición devota y consciente del Credo. La Confesión de Fe supone un testimonio firme: A todo aquel que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos (Mateo 10, 32).

El mundo necesita que cada uno de los bautizados le ofrezcamos el testimonio de una fe generosa y heroica, sin cálculos humanos, sin instalaciones, de tal forma que si los movimientos y asociaciones seglares están guiados por el Espíritu Santo, y son fieles al carisma de cada uno de ellos, la Nueva evangelización será una realidad.

(Este texto fue tomado de la siguiente dirección: http://infocatolica.com/blog/contracorr.php/1304250230-necesidad-y-obligatoriedad-de-11)