Pío XI y Pío XII ya habían tenido en mente realizar un concilio ecuménico pero debido al miedo y a los diferentes contextos no se atrevieron. Como bien lo dice Royo en su blog “la idea de un concilio ecuménico no podía ser, empero, una absoluta novedad para la Curia Romana, ya que había sido contemplada como una posibilidad por Pio XI en 1922 y por Pio XII en 1948”.
A Pío XI le había nacido la idea a partir de un Congreso Eucarístico de Roma y el centenario de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide durante su primer año de pontificado, pero tras hacer una consulta en 1923 a los cardenales de la Curia sobre la pertinencia de una convocatoria a un concilio, recibió una respuesta negativa.
Por otro lado a Pío XII había recibido dos propuestas una del cardenal Ruffini y otra del Monseñor Ottaviani quien veía la necesidad de clarificar la doctrina de la Iglesia, tratar el comunismo, actualizar el Derecho Canónico e impulsar la Acción Catíolica. Sin embargo, Pío XII abdicó debido a su edad. Dejó creadas cinco comisiones nuevas para revisar material que no se había recogido de Vaticano I arrojando las siguientes conclusiones “el concilio debía tratar sobre temas nuevos y no limitarse a completar el Vaticano I, dichos temas debían ser de interés universal, se debía tener en cuenta la aportación del Código de 1917 y de las enseñanzas del magisterio posteriores a 1870 y, en fin, no había de tratarse de cuestiones que hicieran enfrentarse a los obispo”
La tarea hecha por estos papas no fue en vano, fue tierra abonada que sirvió posteriormente a dar pie a los cambios más necesarios que percibía la Iglesia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario